León XIV Un nuevo Papa, la misma esperanza viva

Bienvenido, León XIV

La Iglesia tiene nuevo pastor. Un nuevo rostro, una nueva voz, una nueva etapa que comienza bajo el nombre de León XIV. Pero este no es un quiebre, no es un olvido. Es continuidad. Es promesa que sigue caminando.

Después del Papa Francisco, el hombre de los gestos simples y el corazón abierto, llega León XIV con una misión distinta pero el mismo amor por el Evangelio. Francisco nos enseñó a tocar heridas, a salir al encuentro del otro, a vivir una fe concreta. León XIV recibe ese testigo. No lo guarda en una vitrina: lo levanta con decisión y lo lleva al mundo con nueva energía.

No es solo un nuevo Papa. Es una nueva etapa en nuestra historia común. Porque cada vez que el Espíritu sopla y elige a alguien, no lo hace solo por su sabiduría o su carisma, sino porque la Iglesia —todos nosotros— necesita algo particular en este tiempo.

Tal vez, León XIV sea un Papa de palabra firme y corazón de pastor. Tal vez venga con la mirada puesta en los jóvenes, en la unidad, en el cuidado de la verdad sin perder la ternura. Todavía no lo sabemos del todo. Pero sí sabemos algo: Dios no abandona a su pueblo, y cada Papa es una respuesta.

Nos toca ahora mirar con humildad, escuchar con fe y acompañar este nuevo comienzo con oración y compromiso.

Que el Señor bendiga a León XIV, y que el mismo fuego que encendió en Pedro, en Francisco y en tantos santos pastores, arda también en su corazón.

Bienvenido, Santo Padre.