Acá compartimos diez de esas frases. No para coleccionarlas, sino para llevarlas en el pecho, como quien guarda algo valioso que quiere vivir.


1. “La misericordia cambia el mundo.”

No el castigo. No la condena. Es la compasión la que transforma el corazón humano.
Francisco lo repitió una y otra vez: cuando miramos con ternura, cuando escuchamos sin juzgar, cuando perdonamos de verdad, algo se mueve. En el otro y en nosotros.


2. “Prefiero una Iglesia accidentada por salir a la calle que una enferma por encerrarse.”

No quería una Iglesia cómoda. La quería viva.
Una Iglesia que se anime a salir, aunque tropiece. Que abrace al herido, que no tema ensuciarse las manos. Porque lo peor no es equivocarse afuera, sino adormecerse adentro.


3. “Dios no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.”

Hay en esta frase un susurro de esperanza.
El amor de Dios no tiene fecha de vencimiento.
Volver a Él no requiere méritos, solo confianza. Y si caemos mil veces, mil veces nos levanta. Lo único que no hay que hacer… es rendirse.


4. “Rezar es tocar el corazón de Dios.”

No es una obligación. No es un protocolo.
Es un encuentro. Un abrazo. Una conversación sin disfraces.
Cuando rezamos, no informamos a Dios. Nos dejamos transformar por Él.


5. “El verdadero poder es el servicio.”

Nada de tronos ni aplausos.
Francisco cambió el mapa del liderazgo cristiano.
El que sirve, el que escucha, el que se arrodilla para lavar heridas… ese es el que de verdad guía.


6. “La alegría del Evangelio llena el corazón de los que se encuentran con Jesús.”

No hablaba de una alegría superficial.
Hablaba de una alegría que nace del encuentro.
Esa que no depende de que todo vaya bien, sino de saberse amado. Sostenido. Acompañado.


7. “Construir puentes, no muros.”

En un mundo que separa, esta frase fue un grito suave pero firme.
Nos recordó que el camino del Evangelio es el del diálogo, el perdón, la apertura. Aunque cueste. Aunque duela.


8. “No hay futuro sin raíces.”

Francisco siempre miró con ternura a los abuelos, a las historias familiares, a la fe heredada.
Sin memoria, el alma se vacía.
Las raíces no nos detienen: nos nutren. Nos orientan. Nos recuerdan de dónde venimos para saber a dónde vamos.


9. “Cuiden la casa común.”

No fue solo una frase ecológica.
Fue un llamado espiritual.
El mundo no es nuestro para usar y tirar. Es un don que compartimos. Cuidarlo es amar al prójimo, a los que vienen, a los que no tienen voz.


10. “Recen por mí.”

Fue su pedido constante. Su modo de recordarnos que también él era frágil.
Francisco nunca se puso por encima.
Fue un pastor entre su pueblo. Y en esa súplica humilde, nos enseñó que nadie se salva solo.


🕊️ Para llevar en el corazón

Estas frases no están hechas para admirar desde lejos. Están hechas para vivir.
Son semillas de Evangelio.
Algunas consuelan. Otras sacuden. Pero todas nos invitan a algo más profundo:
a amar con más coraje,
a vivir con más verdad,
a caminar con más fe.

📿 Tal vez hoy puedas elegir una… y dejar que te acompañe durante el día.


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