🙏 Un gesto de fe, consuelo y esperanza

Despedir a alguien que amamos nunca es fácil. Hay un silencio que se instala, un hueco que las palabras no logran llenar. Sin embargo, desde siempre, la fe cristiana ha sabido encontrar en la oración un modo de abrazar incluso en la ausencia. Un modo de seguir amando desde lejos.

El Papa Francisco, con ese corazón atento al dolor humano, ha compartido en varias ocasiones una oración serena y profunda: la “Oración de los difuntos”, escrita por el padre Antonio Rungi, sacerdote pasionista. No es una fórmula, no es un rito vacío. Es un suspiro confiado, una despedida que mira al cielo.

⏳ Una oración con sentido de eternidad

Esta oración, que Francisco ha usado públicamente para acompañar despedidas significativas, no se queda en la tristeza. Va más allá. Recuerda que la muerte, para el cristiano, no es el final. Es el umbral. Es confiar en que la promesa de la vida eterna no es un deseo ingenuo, sino una verdad que sostiene.

“Concédele, Señor, el descanso eterno,
y brille para él la luz perpetua.
Que su alma, por la misericordia de Dios,
descanse en paz. Amén.”

Estas palabras, tan simples, han sido rezadas por generaciones. Pero en los labios de Francisco, suenan casi como un abrazo. Como si dijera: podés soltar, podés confiar, podés llorar… pero no estás solo. Dios sostiene incluso lo que no entendemos.

🤲 Una oración que acompaña

Francisco lo ha dicho con claridad: orar por los difuntos no es una costumbre del pasado, es un acto de amor. “La oración por quienes nos han precedido —dijo una vez— es una manera de decir: no estás solo, te acompaño con mi amor y con mi fe.”

La “Oración de los difuntos” recoge ese espíritu. Ruega por quienes ya no están con nosotros y, al mismo tiempo, nos recuerda que seguimos unidos en ese misterio grande que es la fe. Porque en Dios, nadie se pierde. Nadie se olvida.

🌅 Una despedida con sentido cristiano

El Papa insiste en que nuestras despedidas no deberían ser solo despedidas. Deberían ser también un acto de esperanza. Como decía San Agustín: “No están muertos, solo se nos han adelantado”. Por eso, orar así es también agradecer. Es recordar con gratitud. Es decir adiós, sí, pero con la certeza de un reencuentro.

🕊️ Oración de los difuntos

Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo hacia la eternidad, donde tú esperas a la humanidad entera, redimida por la sangre preciosa de Cristo, muerto en rescate por nuestros pecados.

No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena. Levanta sobre nosotros tu mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.

Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno del infierno, donde ya no puede haber más arrepentimiento. Te confiamos, Señor, las almas de nuestros seres queridos, de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental, o no han tenido manera de arrepentirse ni siquiera al final de su vida.

Nadie haya de temer encontrarte, después de la peregrinación terrenal, en la esperanza de ser acogidos en los brazos de tu infinita misericordia. La hermana muerte corporal nos encuentre vigilantes en la oración y llenos de todo el bien hecho en el curso de nuestra breve o larga existencia.

Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra, sino que en todo nos sostengas en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente en Ti. Amén.

🌿 Resumen del artículo

  • La “Oración de los difuntos” fue escrita por el padre Antonio Rungi.
  • El Papa Francisco la ha utilizado en distintas ocasiones para despedir a personas queridas.
  • Es una plegaria sencilla, profundamente cristiana y llena de esperanza.
  • Rezar por los difuntos es un acto de amor que nos une a ellos espiritualmente.

📿 Recomendación

Podés rezar esta oración por un ser querido que haya partido, confiando en que el amor y la fe no conocen fronteras. También podés compartirla con alguien que esté atravesando un duelo. A veces, un gesto así vale más que muchas palabras.